domingo, 22 de agosto de 2010

Por Qué Fracasan las Dietas

La respuesta mas sencilla que oigo a esta pregunta es la siguiente: “la gente obesa no tiene la fuerza de voluntad.” Esta respuesta carece de fundamento científico. Si te consideras una persona “débil” porque te falla la fuerza de voluntad, debes saber que adelgazar poco tiene que ver con la fuerza de voluntad. Además la fuerza de voluntad es una capacidad mental que por su naturaleza debe ocurrir de forma espontánea. Cuando intentas forzarla paradójicamente la bloqueas.

La paradoja de las dietas para adelgazar consiste en que todos los régimen es de adelgazamiento funcionan a corto plazo pero fracasan a largo plazo. Todas las dietas hacen adelgazar pero única y exclusivamente cuando la persona sigue las pautas de la dieta a rajatabla. En cuanto la persona se salta la dieta porque ya no aguanta las restricciones y las prohibiciones, entonces comienza a recuperar el peso perdido y casi siempre con algunos kilos de más.

La gran mayoría de las personas con sobrepeso consideran su problema como algo fisiológico. “Como mas de lo necesario”, se dicen, “y por tanto debo comer menos para adelgazar.” Entonces empiezan una estrategia sumamente lógica basada en cálculos matemáticos. Intentan a reducir las calorías con la esperanza de perder unos kilos. Al fin al cabo esta es también la estrategia favorita de los expertos. Aunque parezca lógica, tu propia experiencia te ha demostrado que no funciona. Además si miramos a las estadísticas vemos algo curioso: ¡en los últimos años a pesar de los esfuerzos de los profesionales de salud y las campañas contra obesidad, el numero de los obesos y los casos de muerte por enfermedades relacionado a gordura se han disparado!

¿Dónde está el problema? Quizás el verdadero problema no resida en dificultad misma sino en las falsas soluciones que la gente esta aplicando para solventarlo. Y si en vez de subrayar la parte fisiológica del cuerpo (y contar calorías) consideramos el problema desde una perspectiva emocional. Veamos como funciona nuestro cerebro racional y emocional. Al fin al cabo lo utilizamos para solucionar nuestras dificultades.

El cerebro humano es muy complejo, con unas características y funciones especializadas. Cada año los investigadores descubren una nueva faceta de este órgano prodigioso. Aunque está compuesto de dos partes, estos hemisferios están conectados. De modo que no podemos hablar de la mente como si estuviera dividida en dos. Sin embargo podemos hablar de una división en sus funciones. La mente consciente es la parte más desarrollada del cerebro. Esta parte es analítica y racional. Mientras tanto, la mente subconsciente es la parte emocional del cerebro.

Por lo tanto el cerebro rige no sólo nuestra conducta sino nuestras necesidades y sensaciones. El hecho de ponerse a dieta suele significar una reducción drástica de la cantidad de comida y la división rígida de alimentos entre los buenos y los malos.

Aunque para la parte analítica una dieta es algo positivo para mejorar nuestra salud e imagen, la parte subconsciente lo interpreta como un sacrificio y un castigo. La privación que suponen las dietas para adelgazar no resulta agradable emocionalmente y por lo tanto mantenerla requiere un esfuerzo titánico que a menudo resulta en un desgaste de la fuerza de voluntad.


En teoría, la pérdida del peso se consigue con una reducción calórica. La base de todas las dietas es ingerir menos calorías de las que se queman en las actividades diarias para que esta diferencia se traduzca en una pérdida del peso.

Pero la teoría no siempre se corresponde con la práctica. No estamos hablando de una maquina ni un ordenador, sino de un organismo vivo con una capacidad extraordinaria de adaptación. En la mayoría de los casos cuando una persona come menos, realizando un esfuerzo emocional para sacrificar los alimentos que más le gustan, no siempre consigue adelgazar.

La razón es que el metabolismo se adapta a las circunstancias. Cuando recibe menos comida de forma drástica y brusca, ralentiza su ritmo para asegurar la supervivencia de la persona.


Tú ya has sufrido seguramente las consecuencias de una dieta. La has empezado con entusiasmo, te has esforzado y has adelgazado. Pero no aguantaste la privación y el sacrificio que suponía la dieta. Un disgusto emocional o el aburrimiento de comer siempre lo mismo o de controlar lo que comes te hicieron saltarte la dieta echando por tierra todo lo que habías conseguido.

Como tú misma has comprobado estas dietas no sirven de nada. En cambio es posible adelgazar con tranquilidad. En lugar de seguir una dieta estricta, puedes aprender unos principios básicos que te darán una cierta flexibilidad para alcanzar tu objetivo. Podrás disfrutar de lo que comes mientras que adelgazas sin renunciar al placer. Sin prohibiciones. Sin emplear la fuerza de voluntad. Sin pasar hambre. Sin el efecto rebote de todas las dietas para adelgazar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario