domingo, 22 de agosto de 2010

Artilugios para Adelgazar

Hace unos días leí titulares que decían que un grupo de investigadores habían ideado artilugios para adelgazar. Se trataba de tratamientos “novedosos” para combatir la obesidad. Entre los productos se destacan una píldora y un spray nasal para quitar el apetito y unos aparatos que dan descargas contra el hambre.

Uno de los investigadores es Christopher Adams, experto en biología molecular. La idea de Adams consiste en un spray nasal que bloqueará el olfato y el gusto, lo que, según él, llevará a los obesos a comer menos.

El Dr. Adams es socio fundador de Compellis Pharmaceuticals. Como cualquier empresa con el afán de innovación, el Dr. Adams y su equipo han ideado un producto para vender. En otras palabras han visto una oportunidad de negocio en el mercado multimillonario de medicamentos para la obesidad. La tesis del Dr. Adams es bastante ridícula: los que tienen una disfunción en sus sentidos del olfato y del gusto comen menos. Su conclusión es que hay que quitar el sabor y el olor artificialmente a las comidas de los obesos para ayudarles a adelgazar.

Ésta es su propuesta: echarte un spray cada vez que quieres comer chocolate, pasteles o cualquier otra cosa que te engorda. Imagínate: tienes ganas de comer una tarta de chocolate pero sacas el spray del Dr. Adams, te lo echas un par de veces en cada fosa nasal, esperas unos minutos para que la droga haga su efecto y luego comes la tarta con la esperanza de que no te guste. Una persona que está luchando contra el sobrepeso llega a comer cosas que no le gusta. Y a menudo comen sin darse cuenta del sabor de los alimentos. Así que muchos obesos ya están empleando la estrategia del Dr. Adams sin éxito y sin comprar su spray.

Otro tratamiento inventado por la farmacéutica francesa Sanofi-Aventis consiste en una píldora que desconecta los circuitos cerebrales relacionados con el apetito. El cerebro humano es un órgano muy complejo. Los expertos lamentan que desconocemos su funcionamiento del todo. ¿Cómo puede una píldora desconectar los circuitos del apetito cuando los más expertos declaran la falta de conocimiento del cerebro humano?

¿Cómo puede una píldora desconectar los circuitos del apetito cuando los más expertos declaran la falta de conocimiento del cerebro humano? Suponiendo que haya un medicamento que sea capaz de encontrar los circuitos que controlan el apetito y lo apaguen.

El problema con este medicamento es que muchos obesos comen aunque no tengan apetito. Ésta sería una solución desde el punto de vista de una persona delgada que cuando siente la señal de saciedad deja de comer. Las personas obesas han aprendido a ignorar esta señal. Así que comen sin apetito.

Otro artilugio desarrollado por el mayor fabricante mundial de dispositivos médicos, Medtronic, se trata de una especie marcapasos estomacal que funciona con pilas. Este artilugio se supone que hace contraer el estomago del obeso. El cerebro recibe esta señal de saciedad y el obeso deja de comer. Esta solución es parecida al anterior. Disculpad mi repetición: los obesos comen a pesar de no tener hambre.

Otra empresa americana es Enteromedics, fundada específicamente para el desarrollo de aparatos para la obesidad. El invento de esta empresa ha sido un chisme para paralizar el estomago a través de descargas eléctricas. De esta forma el aparato pretende solucionar el problema desde un punto de vista fisiológico.

¿Y si la obesidad no fuera una enfermedad fisiológica sino un problema emocional? Entonces todas estas soluciones serian inadecuadas. Eso sí, las consecuencias de la obesidad son enfermedades cardiovasculares, respiratorias, endocrinas y digestivas. Parece que todos los inventos “novedosos” son en realidad “más de lo mismo”. En primer lugar son deficientes en su eficacia. Si alguno de estos “chismes” o fármacos tuviera una eficacia a largo plazo ya no deberíamos ver a personas con sobrepeso. Pero la realidad es que cada año hay más obesos.

En segundo lugar, y quizás el aspecto mas perverso de todo esto, es la sensación de victima que adquieren los obesos. Cuando desplazamos la atención a los efectos farmacológicos de una droga como la respuesta a la obesidad estamos quitando el poder a las personas.

El mensaje que reciben es que ellos no tienen la capacidad de aprender a comer bien y disfrutar de los placeres de los alimentos. Pienso que ha llegado la hora de que los profesionales sanitarios y los laboratorios científicos tengan en cuenta los factores emocionales que juegan un papel crucial en la lucha contra el sobrepeso.

Una persona que quiere adelgazar y no lo consigue quizás no sea porque tenga un gen rebelde o porque tenga alguna disfunción en su centro de placer en el cerebro. Es posible que deba aprender a tener una nueva relación con la comida. En vez de comer para manejar sus estados de ánimo, una persona obesa puede aprender a disfrutar de los alimentos con moderación mientras que aprende a aliviar el estrés de manera alternativa, evitando comer en exceso o comer por comer.

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