jueves, 30 de septiembre de 2010

Supérate con Autosugestión

La autosugestión es un método de cambio poderoso. La historia está repleta de casos de curaciones mediante la autosugestión. En un gran número de operaciones quirúrgicas el paciente practicó la autosugestión como su única anestesia. Desde operaciones pequeñas hasta intervenciones quirúrgicas complicadas.

El propósito de este artículo no es el de hacerte tan hábil como para anestesiar parte de tu cuerpo para una operación quirúrgica. Sin duda esta habilidad está al alcance de todos los que han aprendido y practicado el arte de la autosugestión. Mi objetivo es el de darte el conocimiento y las herramientas básicas, para experimentar y practicar con la autosugestión en tu vida diaria.

“Lo que se extiende detrás y delante de nosotros carece de importancia si lo comparamos con lo que reside en nuestro interior.”
Ralph Waldo Emerson


Múltiples ventajas
La autohipnosis tiene múltiples ventajas. Es una herramienta barata. No cuesta nada. Sólo tienes que invertir unos minutos de tu tiempo en tu salud y tu bienestar.

La mayoría de la gente consume analgésicos para aliviar el dolor. La autosugestión no tiene efectos secundarios. Las píldoras sí. La autosugestión está al alcance de todos. Basta con aprender unas técnicas sencillas y practicar para aprender cómo utilizar esta herramienta tan poderosa.

Sencillo y práctico
El proceso de la autohipnosis es sencillo y práctico. Las aplicaciones de la autohipnosis son numerosas. Con práctica y conocimiento, tú puedes disfrutar de los estados más profundos y espectaculares de tu subconsciente.

Ahora que lees esto, como un principiante, tienes que reconocer tus límites. Un problema serio, como una fobia no se solucionará con la autosugestión para alguien que acaba de empezar su práctica. Sería como si un joven atleta después de tan sólo dos meses de entrenamiento se planteara participar en unas Olimpiadas.


Ten cuidado con los dolores
Si tienes un dolor de cabeza, debes acudir a un médico competente para diagnosticarlo. Los dolores en general, son señales del cuerpo que nos dice que algo no va bien.

Quitar un dolor con un origen desconocido puede ser muy peligroso. Es como las luces rojas del coche que te advierten de que algo no va bien en el motor de tu coche. Por ejemplo, que te falta aceite o carburante. Sería poco inteligente tapar la luz roja con una banda adhesiva para que la luz intermitente no te molestase.

La autosugestión está indicada sólo para los dolores crónicos, en casos donde los médicos te informan que el dolor no ofrece ningún tipo de información útil porque no hay una causa orgánica que lo justifique. Sólo en este caso hay que quitar el dolor con la autosugestión.

El "trance"
El “trance” es un estado pasajero que todos vivimos, al menos una vez durante el día. Por ejemplo, cuando “nos perdemos” leyendo un libro, viendo una película o meditando, nuestra atención se concentra y se crea este estado entre el sueño y la vigilia. El factor más interesante en este estado es que el subconsciente puede trabajar libremente, sin la intervención de la mente consciente, la parte analítica. Mediante métodos de autohipnosis, podríamos inducir este estado de trance cuando quisiéramos.

Cómo inducir la autohipnosis
Esta inducción fue ideada por Betty Erickson, la mujer del célebre psiquiatra y hipnotizador Americano, Dr. Milton H. Erickson.

1) Siéntate en un sillón cómodo para decidir lo que quieres lograr o qué dificultad necesitas solucionar. Fija la vista en un objeto.

2) Di para tí 4 frases con contenido visual. Por ejemplo: “Veo la luz como brilla en la portada del libro”, “Veo la estantería a mi derecha”, “Veo mis brazos”.

3) Di para tí 4 frases con contenido auditivo. Por ejemplo: “Oigo el sonido del ventilador”, “Oigo los ruidos de la calle”, “Oigo el sonido de mi respiración”.

4) Dí para tí 4 frases con contenido kinestético. Por ejemplo: “ Puedo sentir mis pies en los zapatos”, “ Puedo sentir el calor de mis dedos”, “ Puedo sentir el peso de mi ropa”.

5) Sin apartar la vista del objeto, te dices 3 frases visuales, 3 frases auditivas y 3 frases kinestéticas.

6)
Continuas mirando fijamente al objeto, y te dices 2 frases visuales, 2 auditivas y 2 kinestéticas.

7) Por último te dices 1 frase visual, 1 auditiva y 1 kinestética.

8) Empieza a sentir qué brazo y qué mano parece más ligera.

9) Dí para tí: “La mano que parece más ligera seguirá pareciendo ligera y empezará a flotar con movimientos inconscientes y automáticos, de modo que a medida que se eleve, me hundiré cómodamente en un trance”.

No importa si repites algunas frases. Sencillamente te vas diciendo tu propia experiencia: lo que ves, oyes y sientes.
Si después de un rato los ojos quieren cerrarse, déjales que se cierren, y repítete las frases visuales imaginándote el ambiente.

Cuando entras en un trance, la mente subconsciente hace el trabajo de encontrar sus propios recursos, experiencias o aprendizajes, los cuales pueden servir para superar nuestra dificultad o lograr nuestro objetivo. Ten paciencia y practícalo.

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